Bien calentita y rica tiene la panocha mi suegra. Desde que me casé con su hija y tuvimos que vivir un tiempo en su casa, no faltó día que la vieja se me insinuara y me contara ciertas cositas que como mujer y viuda le faltaban. Tanto anduvo chingado la vieja que un día que mi mujer no estaba en casa, pues le hice el favorcito de darle una cogida y ándaleeee, que me gustó hacerlo, porque la morra todavía aguanta buenas revolcadas en la cama y tiene una panocha de puta madre que cada vez que la pruebo, acabó todo embarrado del buen flujo que suelta la vieja!
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