El último amante que tuve era un cabrón casado, falto de buenos modales, fornido, guarro y pa’ colmo… ¡camionero! Pero no me importó, porque yo tenía ganas de vivir fuertes experiencias y sobre todo sentir lo que es meterse con un camionero, así que dejé llevar por lo que surgía y a los pocos días de conocerlo, tuve sexo con él en el camarote de su camión. Ah, pinche puto camionero, qué buena cogida me dio. Me desvistió, me enfundó su enorme verga y me montó como un toro en brama, de las ganas que tenía de follarse a una mujer. ¡Pobre de su vieja, que es la cornuda!
- Compartir
-

-

Deja un comentario