En clase tenemos una compañera que si no tiene el título de puta profesional es porque ninguna escuela lo dan, pero ésta se lo merece. No hay día de la semana que la morra no se ponga falda y entre clase y clase, cuando las bancas nos quedan encontradas, la morra abra las piernas para que muchos compañeros nos demos cuenta que no usa calzones y que encima está llena de pelos, de que quizá nunca se depila. Como sea, pero el tal es que nomás de verla, todos empezamos a revolotearnos en nuestros asientos, sintiendo cómo se nos va poniendo dura la verga, con ganas de ir corriendo a metérsela y vaciarnos todos en ella.
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