Morrita caliente y bien juguetona resultó la nueva sirvienta que contrató mi mujer. Se llama Adelita y desde que llegó a casa no ha hecho más que provocarme con sus blusitas apretadas y su uniforme bien entallado, de tal manera que no deja nada a la imaginación. Hace unos días mi esposa se fue de viaje. Estábamos solos en la casa. Me acerqué a la cocina a pedirle algo y como esta morra se desvive en atenderme, de un tropezón que di fui a caer casi en sus brazos. Ahí ya no nos contuvimos y aquello lo fuimos a rematar con una buena cogida en la cama de mi propia habitación. Ah, qué bien le cogí todo a esta morrita.
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